Tengo un amigo,
que más bien es solo pata, que hace
un tiempo aceptó libre y públicamente que es homosexual. Voy a llamarlo Paco. Y si me permito hablar tan
libremente del tema de Paco por este medio público, es justamente porque sus
tan expresivas formas de hacer permanentemente pública su vida de pareja, son
las que motivaron este post.
Hace unos días conversaba
con otro amigo vía skype (o algo
similar), y le comenté – algo avergonzada incluso – que me incomodaban cada vez
más ciertos comentarios, a mi parecer excesivamente cariñosos/melosos/generadores
de diabetes casi, que le hacía Paco a su enamorado. E hice la siguiente acotación
posterior: dime intolerante o lo que
quieras, pero esa es la verdad.
No me
malentiendan: cuando Paco me contó directamente sobre sus preferencias
sexuales, me pareció absolutamente normal. Incluso genial que lo aceptara tan
tranquilamente en un país tan conservador como el nuestro y fuera feliz con esa
realidad. Lindo chico, por cierto.
Sin embargo, si
bien ya no tengo mayor contacto con él, cada día, a cada momento, me encuentro
en mi muro con status tan cursis que
bordean el ridículo. Tan cursis que he llegado a pensar que no son otra cosa
que una forma caleta (aunque muy consciente) de llamar la atención, de dar que hablar. Y yo ya no lo soporto.
Tan es así, que ya eliminé la posibilidad de que cualquier publicación que haga
Paco aparezca en mi muro.
No, mí querido
amigo/pata/conocido. No me jode que seas homosexual. Me jode tu terrible
necesidad de hacer una especie de circo de ello. Y sí, me adelanto a responder.
También me jode cuando parejas heterosexuales convierten sus sentimientos en
algo tan rutinario y trivial que deja de importar que todo el universo
facebookiano sea espectadora en primera fila de esas emociones. Pero si pues, y
no pido perdón por pensarlo, me jode un poco más en el caso de que sean dos
hombre los emisores/receptores de los mensajes. Falta de costumbre, imagino.
Pero si yo respeto su opción, no siendo capaz jamás de señalar con el dedo a
nadie, ¿ por qué no respetan ellos la mía de no querer enterarme de lo que
ocurre en su vida privada?.
Voy a volver al
planteamiento que sugiere el título de esta entrada, porque ya me estoy
perdiendo un poco. Como decía, le comenté a mi otro amigo vía skype sobre esta
incomodidad que tan exhaustivamente ya describí por aquí. Y su respuesta fue
absolutamente esclarecedora.
Dicho en palabras
simples: en nombre de la tolerancia, se me está obligando a ser tolerante, en los términos que esa gente tan (poco)
tolerante, define la tolerancia.
Para mí, ser
tolerante es aceptar, respetar y no discriminar a Paco, de ninguna forma, por
su opción sexual. Es verlo de igual a igual. Es entender que esa diferencia, no
hace realmente ninguna. Pero no significa en absoluto que yo deba sentirme
cómoda leyendo cuanto ama a su bebito hermoso, ni cuanto extraña a su
corazoncito de melocotón. Y ello no me
vuelve intolerante.
Todo lo
contrario: quienes sean capaces de señalarme como intolerante por haber
eliminado las publicaciones de Paco de mi muro, no están respetando mi propia
opción. Me están obligando. Me están imponiendo un único punto de vista: el ser
tolerante.
Y en nombre de la
tolerancia, justamente, debería yo tener derecho a no serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario