viernes, 2 de marzo de 2012

¿Puedo decidir qué pensar?

¿Realmente decidimos nuestros pensamientos?

Quizás solo aparecen ahí y se adueñan de nosotros. Y nos hacen actuar clandestinamente, sin razonar demasiado, sin ser consientes realmente de las consecuencias que tendrán esos actos a futuro, al día siguiente al levantarnos, cuando todo el frenesí de ideas alborotadas se haya calmado y volvamos a pararnos, frente al espejo, con nuestros cinco sentidos, avergonzadísimos. Esos momentos en que todos alguna vez, y sin que hubiera sido una calumnia, podríamos haber sido tildados de locos.

No creo que sean tan raras las veces en que, aun que sea ante nosotros mismos y como un intento desesperado de perdonarnos, de calmar esa sensación de estupidez, de vergüenza, de trágame tierra al menos por hoy, nos excusamos pensando que hicimos esto o aquello sin querer o llevados por un impulso, por la rabia. Era más fuerte que yo, queremos creer.

¿Pero qué es eso más fuerte que nosotros? ¿Qué es eso a lo que tan ligeramente culpamos de nuestros peores exabruptos? Pensamientos. Ideas que se instalan en nuestras mentes débiles, poco entrenadas, penosas. Mentes que no hemos sabido educar correctamente, que no hemos sabido dominar a plenitud.
Dicen que los adultos somos tales justamente por la capacidad que ya hemos desarrollado de controlar nuestras emociones. Pero que son las emociones si no el resultado de esos pensamientos que nos asaltan. No, no creo que sean las emociones lo que debemos esforzarnos por controlar, sino más bien aquello que las generan: nuestros pensamientos.

Entonces, si un día mi novio desaparece de mi radar de control un día entero (con su noche más) y empiezan a llegar pensamientos tipo: ¿se le habrá acabado la batería?¿o en realidad me apagó el celular? ¿se habrá quedado en su casa? ¿o habrá salido de juerga escondiéndose de mi?, me pregunto cuales serán mis verdaderas opciones.

Posiblemente las chicas mas rayadas llamen a su casa, a su hermana, a su mejor amigo y hasta a su vieja (e incluso, no me sería raro escuchar de aquellas que son capaces de ir a tocarle el timbre a su casa a la mitad de la madrugada). Pero las otras, un poco más normales (un poco nomás, porque ese criterio de normalidad también es bastante relativo), seguramente se quedarán bien quietecitas en su cama, con música suave que las haga dormir mientras intentan repetirse saludablemente seguro está durmiendo en casa.

Pero la historia no acaba ahí, pues esas chicas normales que no hicieron nada que podría considerarse una locura, no es que hayan aprendido a controlar sus pensamientos. Controlaron sus emociones, claro. Se comportaron a la altura. Pero al día siguiente, sin duda, el tema seguirá instalado allí, latente. Esperando con ansías que el susodicho llame y muy sutilmente, así como quien no quiere la cosa, poder preguntarle que fue, que novedades, donde pasaste cada minuto de tu día y noche de ayer y exactamente con quien maldito desgraciado!

Lo que ocurre entonces es que incluso quienes se jactan de poder controlar sus emociones, tampoco viven sanos y felices. Porque de nada sirve comerse las neurosis y no hacerle problemas a los demás, cuando por dentro los pensamientos nos están carcomiendo a nosotros mismos.

¿Se puede decidir que pensar?. Porque respecto al control de emociones, no me cabe duda. Pero respecto de lo segundo, no podría estar tan segura. 

2 comentarios:

  1. Has plasmado tan bien esta idea que ahora estoy convencido que los pensamientos no hacen más que torturar a nuestras emociones. Hay que cambiar el dicho: "Nos somos presas de nuestras pasiones, somos presas de nuestros pensamientos", aquí cabe el dicho "Una mente macabra". Es una lastima que una chica que escriba tan bien no se aventure por la Web, hay muchos lugares que visitar y muchas gente con quien intercambiar. Solo hay que ponerse a leer y comentar, espero encontrarte pronto por otros blogs.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario. De hecho, haber empezado a escribir aquí para mi es ya un gran comienzo, pues siempre he tenido la tonta idea de no "debatir en público". Y un blog fácilmente se presta a debates (aunque el mío anda un poco vacío, y creo que así me siento mas segura). Sin embargo, así como tu lo escribes, suena mas que interesante eso de andar un poco por ahí, por la web. Ya te cuento.

    ResponderEliminar